¿Qué es la deep ecology?
Una de las filosofías más radicales de la “cultura” de la muerte la constituyen los partidarios de la deep ecology (Peter Singer, Devall/Sessions, Guattari, Serres), para los que la reducción o aún eliminación de vidas humanas es indispensable para la subsistencia de la vida en general. En ellos hay una exaltación de la naturaleza salvaje, y el olvido de la naturaleza cultivada por el hombre.
El término deep ecology aparece en una célebre conferencia pronunciada por el filósofo noruego Arne Naess en Bucarest en 1972, en la que contraponía tal término al de shallow ecology. Pero el libro más significativo en esta dirección es el publicado con este título por Devall y Sessions, en 1985.
La oposición al monoteísmo va unida a la oposición a la agricultura y su visión del tiempo como lineal, y no circular, y en general la concepción de las relaciones hombre- naturaleza como algo basado en el cuidado y la administración. Por ello, para la deep, la idea de administración es inadmisible en cuanto se basa en la jerarquía hombre-tierra, que está totalmente fuera de lugar.
La deep dirige contra el monoteísmo la misma acusación que contra el humanismo: el dualismo – con olvido de que ¡somos y debemos pensar como una montaña! O como una serpiente – y el chovinismo humano – con olvido del igualitarismo biocéntrico. En esta posición, el humanocentrismo es visto como chovinismo humano.
Se trata de defender ante todo la diversidad de todas las especies, teniendo en cuenta no sólo la diversidad genética, sino también la diversidad regional, que incluye el respeto al hábitat, así como la diversidad de culturas. A tal efecto, resulta esencial la defensa de la vida salvaje, en cuanto que los animales salvajes deben servir de ejemplo al hombre para su mejor hominización. A su vez, “la diversidad de las especies y el proceso de su evolución no pueden ser mantenidas conservando plantas y animales en zoos y laboratorios”, como pretende la mentalidad tecnocrática, ya que lo importante es la evolución de la relación de las especies en el ambiente. Para ello hay que tratar de volver al modo de vida propio del paleolítico, con la caza y pesca, como único modo de conservar la biodiversidad regional (aquí puede verse la convergencia con el darwinismo social).
El término deep ecology aparece en una célebre conferencia pronunciada por el filósofo noruego Arne Naess en Bucarest en 1972, en la que contraponía tal término al de shallow ecology. Pero el libro más significativo en esta dirección es el publicado con este título por Devall y Sessions, en 1985.
La oposición al monoteísmo va unida a la oposición a la agricultura y su visión del tiempo como lineal, y no circular, y en general la concepción de las relaciones hombre- naturaleza como algo basado en el cuidado y la administración. Por ello, para la deep, la idea de administración es inadmisible en cuanto se basa en la jerarquía hombre-tierra, que está totalmente fuera de lugar.
La deep dirige contra el monoteísmo la misma acusación que contra el humanismo: el dualismo – con olvido de que ¡somos y debemos pensar como una montaña! O como una serpiente – y el chovinismo humano – con olvido del igualitarismo biocéntrico. En esta posición, el humanocentrismo es visto como chovinismo humano.
Se trata de defender ante todo la diversidad de todas las especies, teniendo en cuenta no sólo la diversidad genética, sino también la diversidad regional, que incluye el respeto al hábitat, así como la diversidad de culturas. A tal efecto, resulta esencial la defensa de la vida salvaje, en cuanto que los animales salvajes deben servir de ejemplo al hombre para su mejor hominización. A su vez, “la diversidad de las especies y el proceso de su evolución no pueden ser mantenidas conservando plantas y animales en zoos y laboratorios”, como pretende la mentalidad tecnocrática, ya que lo importante es la evolución de la relación de las especies en el ambiente. Para ello hay que tratar de volver al modo de vida propio del paleolítico, con la caza y pesca, como único modo de conservar la biodiversidad regional (aquí puede verse la convergencia con el darwinismo social).
La «deep ecology», es en el fondo una cierta forma de paganismo, o una vuelta a la sociedad precristiana. Los germanos y los bárbaros adoraban a bosque y al árbol, y ahora se vuelve un poco a esto. De hecho hay también, en el fondo, un rechazo a la cultura moderna, que tiene unas raíces cristianas, y que ha causado según ellos una crispación de la naturaleza. Se quiere volver a un estado pre-cristiano, de supuesta «armonía» con la naturaleza. Detrás de estas propuestas e iniciativas hay un cierto odio al hombre, al que se culpabiliza de ese deterioro de la naturaleza. No hay que olvidar que la primera legislación ecológica fue la que promulgó Hitler, y además era para él un asunto muy personal. En los años 30 se legisla en la Alemania nazi para proteger la naturaleza, y por primera vez en la historia de Occidente se considera a los animales como sujetos de derechos. En la tradición occidental grecorromana, cristiana e incluso ilustrada, el animal no es sujeto de derechos sino que el hombre tiene deberes hacia el mundo animal, debe respetarlo, cuidarlo… se pueden matar animales con un motivo justificado, no se acepta matar o maltratar gratuitamente. El hombre que hace tales cosas se hace indigno, pero por la naturaleza de sus actos, no porque los animales tengan derechos. Desde este planteamiento nuevo, el hombre ya no es un ser privilegiado, que es lo que afirma el sentido común y la fe cristiana, sino una especie más entre otras. Es más, con frecuencia se dice que el hombre es un depredador y un destructor de la naturaleza. En todo este planteamiento hay una gran incoherencia, porque la idea de «equilibrio natural» es algo que se ha inventado el hombre, en la naturaleza lo que hay es una sucesión de estadios, lucha por la supervivencia, catástrofes, evolución… ¿quién dice que un estadio es mejor que otro? Esa es una idea exclusivamente humana.
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