2.1. Malthusianismo: el crecimiento de la natalidad como carga insostenible

La obra de Malthus Ensayo sobre la población, de 1789, puede considerarse como transición entre la mentalidad antropocentrista reseñada con anterioridad y el biologismo del que después hablaremos. Malthus continúa defendiendo el egoísmo y el dominiocentrismo (p. 214) pero, a diferencia de los tecnócratas optimistas antes citados, considera que el desarrollo industrial no es capaz de aumentar la producción humana de modo que pueda hacer frente al incremento de la población. Se le podría considerar un dominiocentrista pesimista, que tiende a ser consciente de las limitaciones que la naturaleza establece para el desarrollo del hombre. La naturaleza ha dejado de ser un don abundante, debido a que la capacidad germinativa es inferior a la generativa humana, lo que lleva a la ley de hierro de los rendimientos decrecientes de la tierra. Tampoco el trabajo humano es capaz de crear la riqueza con que habían soñado autores como Locke o Smith.
El planteamiento de Malthus es inhumanista en cuanto no cree en el hombre, ya que considera que no es capaz de encontrar los alimentos que requiere para su supervivencia. En ese sentido su visión es totalmente homeostática (Dryzeck, pp. 35 ss.), como quizá la de Marx, al ver al hombre como animal laborans (Arendt), y sin duda la de Freud, al verle en tendencia siempre al reposo (Frankl). Este pesimismo continúa el planteamiento lockiano de la superioridad de la mercancía, sólo que ahora el homo faber, el productor, ha quedado arrumbado ante el animal laborans, el consumidor incapaz de hacer frente a su sustento.
Su conciencia de la dependencia del hombre respecto a la naturaleza es certera así como la conciencia de límites de los recursos naturales (sobre ello, Jonás, p. 176). Lo enteramente discutible es la inevitabilidad de su pretendida ley del crecimiento exponencial de la población y sólo aritmético de los alimentos, que no se ha cumplido de hecho nunca a nivel del planeta, aunque sí a nivel de determinadas regiones, donde generalmente está presente la guerra. De hecho su teoría de la lucha por la vida y la supervivencia de los más aptos responde a la dinámica capitalista, y por tanto continúa con la posición señalada en el apartado anterior, aunque transformando el optimismo en pesimismo. Por ello Juan Pablo II se ha referido al continuo utilitarismo-neomaltusianismo. En ambos las personas acaban siendo menos valoradas que las mercancías. El neomaltusianismo había sido ya criticado por H. Arendt (p. 420), considerando que el consumismo puede llevar a la pasividad más mortal y estéril de todas las conocidas por la historia.
Efectivamente resulta muy fácil pasar del maltusianismo al biologismo. El hombre es una especie de animal más, en la que la escasez conduce a la lucha por la vida. De hecho Darwin reconocerá su deuda con Malthus en la formulación de su tesis de la supervivencia de los más aptos.
De otro lado, el propio Darwin enfatiza el biologismo o equiparación entre la especie humana y las especies animales al negar la existencia de diferencia cualitativa alguna entre el hombre y el animal (cap. IV, pp. 121 ss.).
Este planteamiento claramente pesimista e inhumanista será después continuado, entre otros, por Spencer. Subordina la justicia a la supervivencia de los más adaptados, partiendo de la hegemonía de la libertad de comercio y la usura, aun en relación con el sustento, y negando a los salarios cualquier tipo de reglamentación. Se muestra contrario a la participación de las mujeres en la política dado que tienden a juzgar no por el mérito (lucha por la vida), sino por la compasión, y no tienen presencia en el Ejército. Para estos autores, como para sus sucesores los socialdarwinistas y los partidarios de la deep ecology, el hambre aparece como algo inevitable, al estilo de la ananke griega, como algo fatal, inexorable. “la lucha por la existencia entre los adultos – escribe Spencer – ha multiplicado el hambre y la guerra desde el principio de la evolución de la vida”.
El único modo de hacer frente a la crisis alimentaria es limitando la población humana ya que el hambre es sólo consecuencia de la superpoblación (en ello consiste la herencia maltusiana), así como considerando al hombre como un animal más, para evitar que deprede todavía más (en ello radica la herencia darvinista, recogida por los etólogos). La deep ecology continuará y radicalizará el biologismo de Darwin.

  ©Template by Dicas Blogger.