5.3. "Conservation International": Privatizando la naturaleza y saqueando la biodiversidad

Conservation International, cuyo cuartel está situado en Washington D.C., con operaciones en más de 30 países en 4 continentes, asegura ser una organización no gubernamental ambientalista. Su misión es "conservar la herencia natural viviente de la Tierra, nuestra biodiversidad global, y demostrar que las sociedades humanas son capaces de vivir armoniosamente con la naturaleza". Todo esto suena muy loable y Conservation International tiene ciertos seguidores de muy alto perfil. Este año Colin Powell compartió el estrado con el presidente de Conservation International, Russel Mittermeier, en la presentación de la Iniciativa Contra la Tala Ilegal presentada por la administración Bush en el Departamento de Estado de Estados Unidos. En diciembre de 2001, Gordon Moore, quien fundó la corporación Intel, donó $261 millones de dólares a Conservation International, supuestamente el mayor subsidio otorgado a una organización ambientalista (Moore es presidente del Comité Ejecutivo de Conservation International). Conservation International correspondió la generosidad de Moore entregando a su cuidado un búho pigmeo brasileño en vías de extinción.
Pero un creciente número de personas está cuestionando las credenciales que presenta Conservation International como organización medioambiental. La compleja red global de asociaciones, colaboraciones, iniciativas y proyectos que teje Conservation International es tan expansionista como oscilantes son sus intereses. Sus principales aportantes provienen de las corporaciones que incluyen a: Cemex, Citigroup, Chiquita, Exxon Mobil Foundation, Ford, Gap, J. P. Morgan Chase and Co., McDonalds, Sony, Starbuks, United Airlines y Walt Disney. Conservation International asegura que sus benefactores corporativos "saben que sus clientes, accionistas y empleados comparten el interés común de proteger el medio ambiente".
Una explicación más creíble podría ser que al mismo tiempo que las corporaciones trasnacionales están confrontadas con la resistencia global y la oposición a sus actividades, están tratando de proyectar una imagen ecologista de sí mismos. Por ejemplo, el sitio web de Conservation International, hace alardes de su asociación con el Citigroup por la conservación en Brasil, Perú y África del Sur. Rainforest Action Network ha catalogado al Citigroup como "el banco más destructivo del mundo", precisamente por su rol en la financiación de la destrucción de antiguos bosques de crecimiento lento.
En un informe de junio de 2003 de Chiapas, el Centro de Análisis Político e Investigación Social, situado en México calificó a Conservation International como el caballo de Troya de Estados Unidos y las corporaciones transnacionales. Una crítica de Papúa-Nueva Guinea sobre las ONGs internacionales para la conservación también ha acusado a Conservation International de "neocolonialismo, imperialismo verde y de ser una compañía multinacional de conservación" .

Aceitando la máquina de la biopiratería

La bioprospección es una plataforma central del trabajo de Conservation International. Su interés en la problemática de la biodiversidad en peligro tiene implicaciones particulares para muchos pueblos indígenas, que han soportado y resistido olas de depredación colonial, genocidio y ecocidio, incluyendo la apropiación de conocimientos tradicionales y de la flora y fauna que ellos han protegido durante tantas generaciones. Durante años, las compañías farmacéuticas han estado buscando el modo de acceder al conocimiento de las comunidades indígenas para encontrar plantas y sus formas tradicionales de usarlas, porque así tienen por lejos una mayor chance de encontrar potenciales productos farmacéuticos que por proyecciones al azar. Un científico de la Universidad de Illinois en Chicago, Norman Farnsworth, dijo: "hay 121 drogas prescriptas en uso actualmente, que derivan de sólo 90 especies de plantas. Cerca del 74% proviene del seguimiento de las demandas populares. Hay 250.000 especies de plantas en el mundo, así que una persona lógica podría decir que hay muchos más premios por encontrar".
En la "fiebre del oro" de la genética, los "investigadores" y las compañías, respaldados ahora por los regímenes de patentes locales y mundiales, que garantizan al "inventor" derechos monopólicos exclusivos sobre las nuevas "invenciones", pueden negar a las comunidades que han desarrollado curas o tecnologías naturales, el derecho a usarlas. El rol de Conservation International es el de proveer pericias científicas relativamente baratas para las corporaciones, bien a sabiendas del trabajo naturalmente intensivo de experimentar nuevos productos potenciales basados en remedios naturales o sus aplicaciones. Una aparentemente bien intencionada organización "sin fines de lucro" como Conservation International, puede actuar como intermediaria para reunir los conocimientos y el consentimiento de las comunidades locales, y hacer una gran parte del trabajo de base en la recolección y el ensayo de las muestras.
Esta amigable faceta del bio-colonialismo en nuestros días ofrece el moderno equivalente de las baratijas y "espejitos de colores" a estas comunidades. Los acuerdos expoliativos y no-éticos de "beneficio mutuo" están aumentando, con un mínimo de programas de desarrollo económico comunitario basados en el mercado para los habitantes del lugar: algún ecoturismo aquí, algún moderado comercio de la producción de café allá. Conservation International está dejando grabadas huellas que sugieren la motivación de conservar la biodiversidad para la bioprospección de sus socios del sector privado, más que cualquier real interés por los derechos de los pueblos que han convivido y protegido estos ecosistemas por tan largo tiempo.
En Panamá, Conservation International ha colaborado como un perfecto anfitrión de camaradas que incluyeron al International Cooperative Biodiversity Group (ICBG) con sede en Estados Unidos, Monsanto y Novartis en lo que se aseguró que era "bioprospección ecológicamente guiada", en la búsqueda de productos farmacéuticos y agrícolas en plantas, hongos e insectos. El ICBG también estuvo relacionado con la participación en bioprospección de Conservation International en Surinam, acompañados del gigante farmacéutico estadounidense Bristol Myres Squibb, el Jardín Botánico de Missouri y BGVS (la Surinam Drug Company y Dow Agrosciences). Conservation International y el Jardín Botánico de Missouri recolectaron muestras de plantas. Conservation International trabajó para ganarse la confianza de las comunidades indígenas y los curanderos para negociar un acuerdo de "beneficio compartido". A los habitantes de las comunidades indígenas se les ofreció un mísero porcentaje (se cree que fue alrededor del 2 al 3% de la totalidad de los royalties), y es improbable que las comunidades hayan entendido completamente las implicaciones antes de firmar el consentimiento. Sin la adecuada y apropiada protección para los conocimientos tradicionales de las comunidades, Conservation International ha ayudado a limpiar el camino de las compañías privadas para introducir patentes industriales en todo aquello que parezca prometedor. Para el 2000, ICBG informó que más de 50 componentes activos fueron separados de las muestras de Surinam.
En 1997 Conservation International firmó un exhaustivo acuerdo de bioprospección con la compañía Hyseq, establecida en California, la cual se ha especializado en secuencia genómica. Conservation International candidateó las drogas pre-proyectadas derivadas de las muestras de flora y fauna, y como contrapartida Hyseq pagó a Conservation International con una base en el país, y un honorario anual. Hyseq es libre de emprender reclamos de propiedad intelectual, sobre cualquier resultado.

Dudosas conexiones políticas

El desenvolvimiento de Conservation International en la Selva Lacandona en Chiapas, es profundamente inquietante. De un "canje-de-deuda-por-naturaleza" en 1991, Conservation International compró los derechos para levantar una estación de investigación genética en la reserva Montes Azules Integral Biosphere (en la selva lluviosa). Con Conservation Internacional, el gobierno mexicano se ha comprometido en una campaña militar represiva contra los zapatistas. Ha habido comunidades indígenas que fueron desalojadas por la fuerza, acusándolos de estar destruyendo la selva tropical lluviosa (rainforest). La selva es refugio de muchas bases zapatistas, así como también es un área rica en maderas, biodiversidad, aceite, petróleo y recursos naturales. La presencia de los zapatistas y de comunidades indígenas autónomas en la región, representa un obstáculo para aquellos que como el gobierno de México y las corporaciones transnacionales -especialmente estadounidenses quieren explotar estos recursos.
El Centro para el Análisis Político y la Investigación Social (CAPISE), con sede en México, ha revelado que con el programa de vuelos aéreos de Conservation International parte de su apoyado programa de "monitoreo medioambiental" de la agencia de desarrollo de EEUU, USAID se voló sobre áreas ocupadas por las comunidades zapatistas. En Chiapas, Conservation International usa sistemas de información geográfica muy sofisticados, incluyendo imágenes satelitales de alta resolución. El CAPISE acusa que las imágenes de esta operación se ponen a disposición de USAID, y podrían ser usadas para identificar la localización de recursos naturales de interés para operaciones comerciales. Conservation International también le ha posibilitado imágenes a comunidades apoyadas por el gobierno mexicano como parte de su campaña en contra de las comunidades pro-zapatistas, quienes, según ellos, están destruyendo la selva. En nombre de la protección se ha enfrentado indígenas entre sí, aumentando los temores de conflictos en un área que ya se encuentra fuertemente militarizada por el ejército mexicano. En marzo de 2003, Global Exchange convocó a una delegación de emergencia en el área y, contrariamente a lo que aseguraba Conservation International, descubrió una destrucción mucho más pronunciada alrededor de los campamentos militares, mientras que los habitantes indígenas, acusados de destruir la selva, tenían prohibidas las técnicas de `tala y quema' y venían practicando una agricultura orgánica sostenible.
La gigantesca corporación mexicana de la agroindustria y la biotecnología, grupo PULSAR, trabaja confidencialmente con Conservation International en México. Entre los años 1996 y 2000 ha donado 10 millones de dólares a Conservation International de México. Las declamadas preocupaciones por la ecología y la biodiversidad de PULSAR no se extienden a sus variadas actividades que incluyen la promoción del monocultivo en Chiapas, incluso la planificada plantación de 300.000 hectáreas de árboles de eucaliptos. El Centro de Investigaciones Económicas y Políticas de Acción Comunitaria (CIEPAC) con sede en Chiapas, cree que "la donación" del PULSAR Group podría más bien ser tranquilamente una remuneración (pero libre de impuestos, desde que es una donación) por los servicios prestados por Conservation International en bioprospección dentro de la selva Lacandona. PULSAR tiene la tecnología, los recursos y el conocimiento comercial para saber que habrá grandes recompensas aguardando el `descubrimiento' de muchas propiedades medicinales extraídas de las muestras de la selva Lacandona. Conservation International facilita la entrada del PULSAR Group, lo ayuda a orientar a sus técnicos en la prospección, mientras al mismo tiempo va pacificando las poblaciones locales con programas que promueven la expansión de monocultivos alrededor de la selva, y simultáneamente va proyectando una fachada de conservacionismo hacia el mundo.

Bienvenidos a la zona de "La Amistad"

En Costa Rica, los intereses de Conservation International son los 1.1 millones de hectáreas de la reserva de la Biosfera La Amistad (Friendship), la cual orilla Panamá y Costa Rica, y el área periférica del AMISCONDE alrededor de la reserva. Entre los socios de Conservation International en el proyecto AMISCONDE, están incluidos Monsanto, McDonalds, Keystone Foods, Nestlé y Coca-Cola. Monsanto estuvo involucrado en un proyecto de conservación de cultivos destinado a disuadir a los agricultores de las laderas vecinas de ocupar La Amistad. Erika Harms, gerente de marketing de Monsanto en Costa Rica, describió el emprendimiento de la compañía de la siguiente manera: "Ayudar a la gente a entender cómo relacionarse de un modo diferente con su medio ambiente es la respuesta para la protección del parque. Parte de esta respuesta es un uso más efectivo de los cultivos de conservación en lo cual Roundup juega un papel".
En Guyana, los pueblos indígenas han acusado a Conservation International de una falta total de respeto al firmar, en noviembre del año 2002, un memorándum de entendimiento con el gobierno guyanés para establecer un área protegida en el sur del país, lo cual ha generado un impacto sobre los pueblos Wapishana y Wai Wai. La Asociación de Pueblos Amerindios emitió una declaración que expuso en líneas generales cierto número de inquietudes, que incluyen las falencias de Conservation International por no consultar con los pueblos indígenas, y la preocupación por las demandas no resueltas para designar como tierras tradicionales a las que ahora son parte de la nueva área protegida, que fueron minadas por este nuevo estado legal impuesto sobre las comunidades.
Conservation International está usando sus considerables recursos financieros, sus influencias políticas y edulcorado discurso ambientalista para poder tranquilamente acceder, administrar y comprar áreas ricas en biodiversidad a lo largo del mundo y ponerlas a disposición de las corporaciones transnacionales. El Centre for Applied Biodiversity Science (CABS) de Conservation International "ofrece al mismo tiempo a los principales expertos en ciencia y tecnología para recolectar e interpretar datos sobre biodiversidad, desarrolla planes estratégicos de conservación, y forja organizaciones en todos aquellos sectores que promueven objetivos de conservación". CABS ejecuta durante 3-4 semanas Programas de Evaluación Rápida (RAPs) para "proveer rápidamente la información biológica necesaria para catalizar la conservación de habitats en peligro crítico a lo largo del mundo". Conservation International ha estado acumulando a través de éstos y otros programas las bases de datos sobre la biodiversidad para diferentes regiones. El eslogan de RAPs es "Tantas especies… tan poco tiempo". No hay duda de que este sentimiento es compartido por las corporaciones farmacéuticas y agroquímicas, las cuales gozan del apoyo de Conservation International.

Los lugares más calientes para la destrucción de la biodiversidad

Mientras tanto, dada la significativa vinculación de las corporaciones de minería, petróleo y gas con el programa de Conservation International está agravando la percepción de que muchos de sus "lugares calientes de biodiversidad", y las operaciones proyectadas, están sobre o son adyacentes, a los principales sitios de exploración y extracción de petróleo, gas y mineral Chiapas, Palawan (Filipinas), Colombia, Papúa Occidental, Aceh (Indonesia) y Papúa-Nueva Guinea, por ejemplo.
En setiembre del año 2002, Río Tinto, el gigante anglo-australiano de la minería, lanzó una sociedad con Conservation International en Pic De Fon al sudeste de Guinea, dando apoyo para un RAP de la rica biodiversidad en un área selvática en la que Río Tinto estaba explorando (la compañía tiene operaciones mineras de diamantes y de hierro en Guinea). El consejero de política ambiental de Río Tinto, Tom Burke, está ubicado en la junta asesora del Center for Environmental Leadership in Bussines (CELB), de Conservation International, junto con ejecutivos de International Paper, Starbucks, y BP. Según Conservation International, la asociación en Guinea "se dirige a las necesidades de los negocios de Río Tinto mientras va llevando aún más allá las metas de conservación de Conservation Internacional (21). El CELB es una asociación entre Conservation International y la Compañía de Motores Ford, y su junta ejecutiva es presidida por Lord Browne de Madingley, el director ejecutivo del Grupo BP.
Otra iniciativa de Conservation International es la Iniciativa sobre Energía y Biodiversidad (EBI). Convocados por el CELB, entre los participantes se incluyen BP, Chevron Texaco, Conservation International, Fauna & Flora International, Shell, Smithsonian Institution, Statoil, The Nature Conservancy, and The World Conservation Union (IUCN). En agosto del año 2003, el EBI realizó un informe colaborativo, titulado Energía y Biodiversidad (Energy and Biodiversity): Integración de la Conservación de la Biodiversidad dentro del Desarrollo de Petróleo y Gas.
Conservation International también goza de una estrecha relación con USAID, la cual promueve activamente la biotecnología y otros intereses corporativos de Estados Unidos alrededor del mundo en el marco de la asistencia para el desarrollo.
Conservation International es acrítica sobre el impacto de la injusticia económica sobre el medio ambiente y la biodiversidad. Propone soluciones de mercado para la destrucción medioambiental que se ha causado o ha sido exacerbada por el capitalismo de libre mercado. Presenta la visión de que la mejor forma para conservar la biodiversidad es privatizarla. El periodista y escritor de los Estados Unidos Bill Weinberg define así esta cosmovisión sobre los bosques tropicales: "convertirlos en colonias genéticas administradas por compañías". Mientras Conservation International difunde frecuentemente que "la tala y la quema" y la sobrepoblación amenazan a la biodiversidad, colabora de buena gana, y falla en condenarlas, con algunas de las corporaciones ecológicamente más destructivas del mundo e instituciones que devastan el planeta.

El canje de "deuda-por-naturaleza" hiere a los pueblos locales

Conservation International es defensora y beneficiaria del controvertido canje "deuda-por-naturaleza", por medio del cual se compromete a preservar y `administrar sustentablemente' tierras ecológicamente significativas que han sido negociadas para descontar una pequeña parte de la deuda de un gobierno. Guerin-McManus, de Conservation International, describe esto como el greening: "enverdecimiento de las finanzas internacionales". Pero muchos ven a estos convenios como una ingeniosa manera de facilitar el acceso a los bioprospectores de la industria, y de hacer más fácil la extracción de aún más recursos del Sur en particular, de pueblos indígenas. Y ellos fallan al no desafiar las injusticias sociales y medioambientales creadas o empeoradas por un modelo de `desarrollo' que agobia a la mayoría de los pueblos del mundo con insoportables deudas.
En su primer año, 1987, Conservation International compró una pequeña porción de la deuda de Bolivia a cambio del consentimiento del gobierno boliviano para apoyar la expansión de la Reserva Biológica Beni, la cual contiene algunas de las más grandes reservas mundiales de caoba y cedro tropicales. Los críticos acusaron que sus pericias actualmente se extendieron al "uso múltiple y conservación" de las áreas periféricas alrededor de la reserva. Conservation International ofreció entrenamiento y asistencia técnica sobre el `uso sustentable' de los bosques. Los pueblos indígenas Chimane y Moxeno no fueron consultados, y sus tierras fueron divididas por ‘expertos’ en desarrollo sustentable y les fue negada la posibilidad de manejar sus tierras comunalmente. Junto con el World Wide Fund for Nature, Conservation International está involucrada actualmente en otro convenio de canje de "deuda-por-naturaleza" con el gobierno de Madagascar, tan rico en biodiversidad.
Conservation International trabaja con el Banco Mundial en la Critical Ecosystem Partnership Fund (Fundación de la Asociación de Ecosistemas en estado Crítico) creado en el año 2000. El Presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn, preside el consejo de donantes para esta iniciativa, lo cual añade una poco convincente pincelada de verde a una institución que continúa financiando proyectos de infraestructura destructivos para el medio ambiente y promueve un modelo neoliberal de desarrollo económico que ve a las personas y al ambiente como meros artículos (commodities) nada más.
Conservation International también apoya al proyecto Corredor Biológico Centroamericano respaldado por el Banco Mundial y el Corredor de Coral Mesoamericano, el cual es considerado por sus oponentes como una versión barnizada de verde del ya propuesto Plan Puebla Panamá, un proyecto de desarrollo industrial masivo. Este es otro esquema soñado por las corporaciones de biopiratería. Los inversores del Corredor Biológico el cual podría extenderse desde el Sur de México hasta Panamá planean construir bancos de genes y crear un inventario de composiciones químicas activas de cada sustancia obtenida naturalmente. Conservation International es también un miembro en la sociedad de Congo Basin Forest, con el Banco Mundial y el American Forest y la Paper Association (grupo del lobby de la industria maderera y papelera de Estados Unidos), lanzado por Collin Powell en la Conferencia Mundial sobre Desarrollo Sustentable en Johannesburgo el año pasado.
Los términos greenwash (lavado verde) y corporate front group (grupo de punta corporativo) parecen inadecuados para describir a Conservation International. Tal vez, como la crítica de Papúa-Nueva Guinea lo propone, Conservation International es "ni más y ni menos una organización `no gubernamental' como lo es General Electric o Microsoft". Quizás sea tiempo de considerar una campaña global para exponer los verdaderos colores del gigante `verde' y poner fin a sus operaciones.
Por Aziz Choudry*

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